Red Velvet Cake

¿Quién no ha probado el delicioso Red Velvet? Tú no?? Pues ya estás tardando en encender el horno porque te aseguro que en cuanto pruebes esta tarta ya no querrás dejar de comerla. El red velvet, también conocido como terciopelo rojo, es uno de mis bizcochos favoritos desde que lo probé por primera vez y eso que cuando leí sus ingredientes no me sedujo mucho, la verdad. Pero no os dejéis engañar, este pastel engancha. Lo he hecho en varias ocasiones tanto en forma de tarta como en cupcakes y se ha convertido en uno de mis recurrentes en fiestas de cumpleaños. Esta vez le ha tocado a mi hermana Noemi. 

El sábado pasado celebraba sus treinta y dos añitos y después del año que lleva se merecía una tarta de esas que levantan el ánimo. Hace algo más de un año tuvo un pequeño accidente laboral en el que se lesionó la muñeca de la mano derecha, parecía un simple esguince pero la verdad es que ya lleva dos operaciones y la mano casi no tiene fuerza ni movilidad (precisamente hoy ha viajado a Madrid para que la vean otros especialistas a ver si al menos consiguen quitarle el dolor) Siempre nos hemos metido con ella por ser una blandengue pero en este último año nos ha demostrado a todos que es una luchadora y que a pesar del dolor y de los pocos resultados que ha conseguido ella no se deja vencer y sigue sin perder el ánimo. Por todo esto y por lo buenísima hermana que es le dedico esta entrada de hoy.

He probado varias recetas de esta tarta y he ido variando algunas cantidades para conseguir el que más nos gusta en mi familia. Para esta tarta he usado un molde de 25 centímetros pero si queréis hacerla más pequeña sólo tenéis que reducir los ingredientes. aquí van los que utilicé en esta ocasión.

Comenzamos batiendo la mantequilla a temperatura ambiente junto que en azúcar. Cuando esté cremosa añadimos los huevos de uno en uno, batiendo después de cada adición para que se integren completamente. Añadimos la vainilla y el vinagre y continuamos batiendo.

En otro bol mezclamos los ingredientes secos: la harina, la levadura, el bicarbonato, la sal y el cacao en polvo y lo mezclamos. En un vaso mezclamos el buttermilk con el colorante. Si no tenemos buttermilk podemos hacerla mezclando 350 ml de leche entera con una cucharadita de limón, lo removemos bien y lo dejamos reposar unos diez minutos.

Añadimos la mitad de los ingredientes secos tamizados a la masa y batimos hasta integrarla. Vertemos el buttermilk con el colorante y continuamos batiendo. Por último incorporamos el resto de ingredientes secos. Vertemos nuestra masa en un molde engrasado y lo metemos en el horno precalentado a 180º durante más o menos una hora o hasta que al pincharlo salga el palillo seco. Lo sacamos del horno y lo dejamos reposar unos diez minutos antes de desmoldarlo y dejarlo sobre una rejilla hasta que se enfríe completamente.

Para hacer la crema simplemente batimos el queso crema con el azúcar glass tamizada y cuando esté incorporada totalmente le añadimos tres cucharadas de leche. En cuanto el bizcocho esté del todo frío lo cortamos por la mitad y lo rellenamos con la mitad del frosting de queso. Con la otra mitad cubrimos la parte superior de la tarta y la decoramos como más nos guste. Como ya se acerca la Navidad he decorado la tarta con tres arbolitos de navidad hechos con conos de helado decorados con nata coloreada y estrellas de azúcar. Espero que os guste tanto como a nosotros.