Este verano nos hemos ido de vacaciones quince días a Japón con dos parejas de amigos y lo hemos pasado genial. Hemos visitado lugares increíbles, desde templos milenarios a ciudades ultra modernas y hemos disfrutado de una gastronomía que va mucho más allá del conocido sushi (aunque ya os digo que uno de los días lo desayunamos!!) Al final de la receta os cuento un poco sobre el viaje pero antes os dejo la receta de estas sencillas gyozas y para prepararlas vamos a necesitar
Empezamos preparando el relleno y para ello cortamos la col finamente en trocitos pequeños y la ponemos en un recipiente apto para el microondas. La cubrimos con film trasparente y la ponemos un minuto a máxima potencia para que se ablande.
Cortamos la cebolleta y las setas shiitake en trocitos pequeños y los añadimos a la carne y la col. Incorporamos el diente de ajo prensado y el jengibre rayado. Amasamos bien hasta integrar todos los ingredientes y finalmente sazonamos con sal y pimienta y añadimos el shake, el aceite de sésamo y la salsa de soja y mezclamos bien.
Para envolver las gyozas ponemos una pequeña cantidad de relleno en el centro de la masa. Mojamos los bordes con un poco de agua y las cerramos, primero uniendo el centro y luego haciendo pequeños pliegues. En este video podemos ver cómo cerrarlas pero si no nos sale podemos hacerlo como unas empanadillas tradicionales.
Ponemos una cucharada de aceite de sésamo en una sartén antiadherente grande (una que tenga tapa) y en cuanto esté caliente colocamos las gyozas con la parte plana hacia abajo. Pondremos las gyozas formando un círculo y en cuanto la parte inferior se dore añadimos medio vaso de agua y tapamos inmediatamente para que se cocinen con el vapor.
Las cocinamos un par de minutos y las destapamos para que se evapore totalmente el agua. Repetimos la misma operación hasta hacerlas todas. Con estas cantidades hice unas 60 gyozas, siiiiiiiii, son muchas pero con lo buenas que están se comen en nada. Si son demasiadas podemos congelarlas y las cocinamos del mismo modo sin descongelar. Las servimos con un poco de salsa de soja y listo!! A disfrutar.
¿Qué os han parecido? Sencillas ¿verdad? Bueno pues ahora toca contaros un poco sobre los quince días que pasamos en Japón. Se supone que junio no es el mes más recomendable para visitar Japón ya que es el mes más lluvioso pero he de decir que esperábamos encontrarnos peor tiempo del que tuvimos así que a pesar de que nos llovió en varias ocasiones he de decir que casi lo preferimos ya que cuando salía el sol el tiempo era de lo más bochornoso por lo que preferíamos el cielo cubierto. Comenzamos el viaje en Kyoto, ciudad declarada Patrimonio de la Humanidad por sus innumerables templos milenarios. Es una de las ciudades en donde más se deja ver la tradición y allí pudimos ver mientras paseamos por el barrio de Pontocho a las famosas geishas y sus aprendices, las maikos. El primer día visitamos los templos de Sanjusangendo, Kiyiomizudera, Ginkakuji y el camino de la filosofía entre otros.
Al día siguiente cogimos un tren para ir a la ciudad de Nara pero antes paramos para visitar Fushimi Inari un lugar mágico en el que se concentran miles de toriis. Tras recorrer el sendero de toriis volvimos al tren para visitar el Parque de Nara en donde además de ver ciervos en libertad visitamos los templos de Kokufuji, Todaiji y Kasuga Taisha para terminar el día visitando un bosque de bambú en Arashiyama.
Nuestro tercer día lo pasamos en Kyoto y al atardecer cogeríamos un tren bala para ir a Hiroshima. Este tercer día lo dedicamos a visitar el precioso pabellón dorado, el castillo de Nijo y el santuario Heian entre otros.
A primera hora de la mañana cogimos un tren y un barco que nos llevarían hasta la preciosa isla de Mijayima con su Santuario Itsukushima y el templo Daisho-in. Este día si que nos llovió con ganas pero con todo lo que había que visitar no nos desanimamos.
Por la tarde regresamos a Hiroshima en donde visitaríamos el Parque Conmemorativo y el Museo de la Paz. Esta misma noche volveríamos a montar en un tren de alta velocidad para dormir en Osaka.
Tuvimos la suerte de poder visitar el Castillo de Himeji-jo abierto recientemente tras años de restauración. Vale la pena subir sus siete plantas para contemplar las vistas desde las alturas.
El resto del día lo pasamos visitando la moderna ciudad de Osaka, caminando por sus coloridos barrios, subiendo a uno de sus más impresionantes rascacielos y recorriendo Dotombori por la noche.
De la modernidad de Osaka volvemos a la tradición y nos dirigimos a lo que es conocido como los alpes japoneses para visitar Takayama en uno de los recorridos en tren más bonitos del mundo. Visitamos algunos de sus numerosos templos y caminamos por el barrio antiguo para ver cómo se elabora el shake.
Al día siguiente visitamos un pequeño pueblo Patrimonio de la Humanidad. Shirakawa-go se conserva intacta desde hace siglos y en esta aldea histórica se puede visitar una de sus altísimas y antiguas casas de estilo gassho-zukuri (construcción con las palmas de las manos juntas)
La siguiente semana la pasamos en Tokio aunque seguimos haciendo excursiones en tren para visitar sus alrededores. Nuestro primer día en esta gran ciudad lo dedicamos a visitar la zona de Asakusa comenzando por el templo Senso-ji. Después de la visita callejeamos por sus calles comerciales repletas de tiendas dedicadas a los artículos de cocina, muchas de ellas exclusivas de cuchillos. Después de las compras nos dirigimos al barrio Sumida para coger un barco y visitar la isla de Odaiba.
Nuestra primera visita a las afueras de Tokio fue la monumental ciudad de Nikko, con sus torii, sus templos milenarios (Patrimonio de la Humanidad) y su precioso puente de madera que cruza el río Daiya.
Esa noche la pasamos en el bullicioso barrio de Akihabara para ver sus calles iluminadas y visitar algunas de sus famosas tiendas de comics, manga y electrónica. Todo un espectáculo, tanto de día como de noche.
Nuestro siguiente día en Tokio estaría cargado de visitas comenzando por el parque Ueno con su templo Toshogu Shrine y el santuario Yushima Tenmangu. Callejeamos y compramos muchas curiosidades culinarias en las calles de Ameyoko. Nos acercamos al santuario sintoísta de Kanda Myojin. Para terminar el día nos acercamos a Shibuya con su famosísimo cruce y la estatua del perro Hachiko.
A la mañana siguiente volvimos a coger un tren para visitar durante la mañana el pueblo de Kamakura con sus numerosos templos, sus precioso jardines y su enorme Buda.
La tarde la pasamos paseando por la moderna ciudad de Yokohama, con su bonita bahía y sus enormes rascacielos.
Al día siguiente comenzamos desayunando sushi en las inmediaciones del famoso mercado de pescado de Tokio. Paseamos por la ciudad viendo algún que otro templo y visitando sus áreas comerciales. Había que comprar algún que otro encargo.
Nuestro último día en la capital japonesa lo comenzamos visitando la zona de la estación de Tokio y el Palacio Imperial. Callejeamos y entramos en Foro Internacional, un edificio ultramoderno. Paseamos por las tiendas de lujo de la zona de Ginza. Después de almorzar de nuevo sushi en os aledaños del mercado de pescado nos fuimos a pasear por Takeshita Dori, una calle en donde puedes encontrarte de todo para terminar el día en el parque Yoyogi.
Seguro que nos dejamos mil rincones por visitar, nos hubiera encantado tener mas tiempo para visitar este hermoso país pero tocaba regresar cargados de numerosos recuerdos y miles de fotos. Os preguntaréis sobre la comida y qué os puedo decir. Hay innumerables puestos callejeros en donde te venden desde verduras encurtidas, pinchos de carne, hasta bolas de pulpo. Demás del conocido sushi, sashimi, maki y demás tienen unos caldos y unos platos de fideos para chuparse los dedos. Y la carne, qué puedo decir, tienen la que es conocida como la mejor carne del mundo, eso sí a precios prohibitivos. Nos encantaron sus tempuras y probamos unos bollitos de pan rellenos de carne que nos conquistaron. No son muy de dulces, lo máximo que te encontrabas eras unos típicos dulces hechos con pasta de judía o pastas o helados de te verde (incluso habían kit kat de te verde)
Nos pusimos las botas en Japón y la verdad es que me quedé con las ganas de probar y hacer mucho más pero estoy segura que en el futuro repetiremos así que para quince días creo que hemos hecho muchísimo y me doy más que por satisfecha. Espero que os haya gustado y os animéis a visitar este increíble país.
Para envolver las gyozas ponemos una pequeña cantidad de relleno en el centro de la masa. Mojamos los bordes con un poco de agua y las cerramos, primero uniendo el centro y luego haciendo pequeños pliegues. En este video podemos ver cómo cerrarlas pero si no nos sale podemos hacerlo como unas empanadillas tradicionales.
Ponemos una cucharada de aceite de sésamo en una sartén antiadherente grande (una que tenga tapa) y en cuanto esté caliente colocamos las gyozas con la parte plana hacia abajo. Pondremos las gyozas formando un círculo y en cuanto la parte inferior se dore añadimos medio vaso de agua y tapamos inmediatamente para que se cocinen con el vapor.
Las cocinamos un par de minutos y las destapamos para que se evapore totalmente el agua. Repetimos la misma operación hasta hacerlas todas. Con estas cantidades hice unas 60 gyozas, siiiiiiiii, son muchas pero con lo buenas que están se comen en nada. Si son demasiadas podemos congelarlas y las cocinamos del mismo modo sin descongelar. Las servimos con un poco de salsa de soja y listo!! A disfrutar.
¿Qué os han parecido? Sencillas ¿verdad? Bueno pues ahora toca contaros un poco sobre los quince días que pasamos en Japón. Se supone que junio no es el mes más recomendable para visitar Japón ya que es el mes más lluvioso pero he de decir que esperábamos encontrarnos peor tiempo del que tuvimos así que a pesar de que nos llovió en varias ocasiones he de decir que casi lo preferimos ya que cuando salía el sol el tiempo era de lo más bochornoso por lo que preferíamos el cielo cubierto. Comenzamos el viaje en Kyoto, ciudad declarada Patrimonio de la Humanidad por sus innumerables templos milenarios. Es una de las ciudades en donde más se deja ver la tradición y allí pudimos ver mientras paseamos por el barrio de Pontocho a las famosas geishas y sus aprendices, las maikos. El primer día visitamos los templos de Sanjusangendo, Kiyiomizudera, Ginkakuji y el camino de la filosofía entre otros.
Al día siguiente cogimos un tren para ir a la ciudad de Nara pero antes paramos para visitar Fushimi Inari un lugar mágico en el que se concentran miles de toriis. Tras recorrer el sendero de toriis volvimos al tren para visitar el Parque de Nara en donde además de ver ciervos en libertad visitamos los templos de Kokufuji, Todaiji y Kasuga Taisha para terminar el día visitando un bosque de bambú en Arashiyama.
Nuestro tercer día lo pasamos en Kyoto y al atardecer cogeríamos un tren bala para ir a Hiroshima. Este tercer día lo dedicamos a visitar el precioso pabellón dorado, el castillo de Nijo y el santuario Heian entre otros.
A primera hora de la mañana cogimos un tren y un barco que nos llevarían hasta la preciosa isla de Mijayima con su Santuario Itsukushima y el templo Daisho-in. Este día si que nos llovió con ganas pero con todo lo que había que visitar no nos desanimamos.
Por la tarde regresamos a Hiroshima en donde visitaríamos el Parque Conmemorativo y el Museo de la Paz. Esta misma noche volveríamos a montar en un tren de alta velocidad para dormir en Osaka.
Tuvimos la suerte de poder visitar el Castillo de Himeji-jo abierto recientemente tras años de restauración. Vale la pena subir sus siete plantas para contemplar las vistas desde las alturas.
El resto del día lo pasamos visitando la moderna ciudad de Osaka, caminando por sus coloridos barrios, subiendo a uno de sus más impresionantes rascacielos y recorriendo Dotombori por la noche.
De la modernidad de Osaka volvemos a la tradición y nos dirigimos a lo que es conocido como los alpes japoneses para visitar Takayama en uno de los recorridos en tren más bonitos del mundo. Visitamos algunos de sus numerosos templos y caminamos por el barrio antiguo para ver cómo se elabora el shake.
Al día siguiente visitamos un pequeño pueblo Patrimonio de la Humanidad. Shirakawa-go se conserva intacta desde hace siglos y en esta aldea histórica se puede visitar una de sus altísimas y antiguas casas de estilo gassho-zukuri (construcción con las palmas de las manos juntas)
La siguiente semana la pasamos en Tokio aunque seguimos haciendo excursiones en tren para visitar sus alrededores. Nuestro primer día en esta gran ciudad lo dedicamos a visitar la zona de Asakusa comenzando por el templo Senso-ji. Después de la visita callejeamos por sus calles comerciales repletas de tiendas dedicadas a los artículos de cocina, muchas de ellas exclusivas de cuchillos. Después de las compras nos dirigimos al barrio Sumida para coger un barco y visitar la isla de Odaiba.
Nuestra primera visita a las afueras de Tokio fue la monumental ciudad de Nikko, con sus torii, sus templos milenarios (Patrimonio de la Humanidad) y su precioso puente de madera que cruza el río Daiya.
Esa noche la pasamos en el bullicioso barrio de Akihabara para ver sus calles iluminadas y visitar algunas de sus famosas tiendas de comics, manga y electrónica. Todo un espectáculo, tanto de día como de noche.
Nuestro siguiente día en Tokio estaría cargado de visitas comenzando por el parque Ueno con su templo Toshogu Shrine y el santuario Yushima Tenmangu. Callejeamos y compramos muchas curiosidades culinarias en las calles de Ameyoko. Nos acercamos al santuario sintoísta de Kanda Myojin. Para terminar el día nos acercamos a Shibuya con su famosísimo cruce y la estatua del perro Hachiko.
A la mañana siguiente volvimos a coger un tren para visitar durante la mañana el pueblo de Kamakura con sus numerosos templos, sus precioso jardines y su enorme Buda.
La tarde la pasamos paseando por la moderna ciudad de Yokohama, con su bonita bahía y sus enormes rascacielos.
Al día siguiente comenzamos desayunando sushi en las inmediaciones del famoso mercado de pescado de Tokio. Paseamos por la ciudad viendo algún que otro templo y visitando sus áreas comerciales. Había que comprar algún que otro encargo.
Nuestro último día en la capital japonesa lo comenzamos visitando la zona de la estación de Tokio y el Palacio Imperial. Callejeamos y entramos en Foro Internacional, un edificio ultramoderno. Paseamos por las tiendas de lujo de la zona de Ginza. Después de almorzar de nuevo sushi en os aledaños del mercado de pescado nos fuimos a pasear por Takeshita Dori, una calle en donde puedes encontrarte de todo para terminar el día en el parque Yoyogi.
Seguro que nos dejamos mil rincones por visitar, nos hubiera encantado tener mas tiempo para visitar este hermoso país pero tocaba regresar cargados de numerosos recuerdos y miles de fotos. Os preguntaréis sobre la comida y qué os puedo decir. Hay innumerables puestos callejeros en donde te venden desde verduras encurtidas, pinchos de carne, hasta bolas de pulpo. Demás del conocido sushi, sashimi, maki y demás tienen unos caldos y unos platos de fideos para chuparse los dedos. Y la carne, qué puedo decir, tienen la que es conocida como la mejor carne del mundo, eso sí a precios prohibitivos. Nos encantaron sus tempuras y probamos unos bollitos de pan rellenos de carne que nos conquistaron. No son muy de dulces, lo máximo que te encontrabas eras unos típicos dulces hechos con pasta de judía o pastas o helados de te verde (incluso habían kit kat de te verde)
Nos pusimos las botas en Japón y la verdad es que me quedé con las ganas de probar y hacer mucho más pero estoy segura que en el futuro repetiremos así que para quince días creo que hemos hecho muchísimo y me doy más que por satisfecha. Espero que os haya gustado y os animéis a visitar este increíble país.
Te han quedado fabulosas, sólo viéndolas en fotos se intuye lo delicado de la masa y el exquisito relleno!!
ResponderEliminarDel viaje te diré que te tengo una envidia que no veas, jajaaa, me encantaría ir, a ver para cuando!!
Por las fotos se ve que estaban felices, la sonrisa de oreja a oreja y no me extraña con tanto que ver y degustar!!
Te habrás traído ingredientes, yo soy de las que me traigo todo lo que puedo!!!
Viendo el reportaje fotográfico te has traído una buena idea de lo que es el país, tiempo tendrán de profundizar más y así tener otro motivo para volver a ese precioso país.
Besotes preciosa!!!
Qué maravilla de viaje, yo lo tengo como pendiente, la receta te ha quedado estupenda
ResponderEliminarUn saludo ^_^
Chiquilla, qué viajes tan interesantes haces! Yo me voy a ir con vosotros de polizón dentro de una maleta... Soy pequeñita, no ocupo mucho... Jajaja!
ResponderEliminarTengo nueva receta:
http://micocinitadejuguete.blogspot.com.es/2015/07/ensalada-marroqui-de-pollo-y-cous-cous.html
Pedazo de viaje que han hecho. Que envidia (de la buena eh) jejeje. HE probado este plato en algún japonés y son muy ricas. Un besote y feliz comienzo de semana!
ResponderEliminarUna receta sencilla y sabrosa!!, y el viaje a Japón estupendo!, tomo nota que algún día tengo que ir por allí.
ResponderEliminarGracias por toda la información. Estamos montando con mi hijo un viaje para Diciembre, frio seguro, y toda la información va muy bien. Aunque él ya ha estado por trabajo varias veces y por eso quiere llevarme. Dice que es una cultura tan distinta que no me la puedo perder. Ahora miraré sitios que explicas.
ResponderEliminarBesos