Sopa de judías y beicon.

Esta es una de esas cenas sencillas y reconfortantes que me encanta para el invierno. Tiene muy pocos ingredientes pero eso no hace desmerecer su sabor. Para prepararla solo vamos a necesitar los siguientes ingredientes...

En el mismo caldero en donde vayamos a hacer la sopa ponemos a freír el beicon con una cucharada de aceite. Cuando esté bien dorado lo sacamos a un plato con papel absorbente para que empape el exceso de grasa y reservamos.

Añadimos a la cazuela la cebolla bien picado y los dientes de ajo prensados. Removemos bien y si vemos que le hace falta un poco más de aceite se lo añadimos. Cuando la cebolla esté traslúcida y brillante le añadimos las judías (lavadas y escurridas) junto con el tomillo, el romero y la hoja de laurel.

Incorporamos el caldo de pollo, tres cuartas partes del beicon frito y le añadimos una pizca de sal (ojo que el beicon ya aporta sal, al igual que el caldo de pollo) y pimienta. Lo llevamos a ebullición y bajamos el fuego a la mitad para dejarlo cocinar durante unos quince o veinte minutos (hasta que el caldo haya reducido bastante y las judías estén suaves)

Retiramos del fuego y servimos. Podemos acompañar esta deliciosa sopa con unas finas láminas de queso parmesano y unas hojitas de tomillo fresco. Ya tenemos lista una sopa deliciosa para esas frías noches de invierno en las que se te apetece tirarte en un sofá con una buena manta y algo que te caliente el estómago.