Un mes más participo en #dale1vueltaa y en esta ocasión Teresa, de La cocina de Tesa, nos propuso darle una vuelta a la clásica tarta Sacher. Tuve la suerte de volver a comer esta tarta en Viena a principios de este año así que mi mente se puso en marcha para darle una vuelta a esta deliciosa tarta sin perder su esencia. Desde el principio tuve claro que quería hacer unos bombones así que no tardé nada en ponerme manos ala obra. Los ingredientes que he usado son:
Comenzamos preparando el bizcocho y para ello batimos los huevos con el azúcar hasta que doblen su volumen. Mientras tanto fundimos el chocolate junto con la mantequilla. Le añadimos la harina y la levadura tamizadas y mezclamos. Incorporamos la pizca de sal y la cucharadita de miel. Por último vamos añadiendo el huevo batido con el azúcar poco a poco y mezclamos con movimientos envolventes.
Vertemos la masa en un molde engrasado y lo llevamos al horno precalentado a 175º durante unos 45 minutos o hasta que al pincharlo la brocheta salga limpia. Dejamos atemperar diez minutos antes de desmoldar sobre una rejilla para que enfríe por completo. Una vez frío partimos 200g del bizcocho y lo desmigajamos. Lo mezclamos con 100g de mermelada de albaricoque (yo utilicé una sin azúcares añadidos para que no quedara muy dulce)
Formamos bolitas de 20 gramos cada una y las metemos en la nevera. Para que quedaran un poco más jugosas introduje un poco más de mermelada en el centro de cada bolita con ayuda de una manga pastelera y una boquilla para rellenar. Fundimos el chocolate de cobertura y bañamos cada bolita. Dejamos en la nevera para que se endurezca el chocolate y listo. Podemos decorarlas con un punto de mermelada de albaricoque.
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